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lunes, agosto 14, 2006

Los Amador. Flamenco en Pretérito Futuro


Los Amador. Flamenco
en pretérito futuro

Silvia Calado. Mont de Marsan, julio de 2006

Habría que inventar un nuevo tiempo verbal. Situar a la familia Amador en el flamenco sería juntar en un solo momento pasado, presente y futuro. Ramón, Raimundo, Juan José, Diego... Amador. Sabor, saber, creatividad, inquietud, respeto, raíz y modernidad. Todos los ingredientes que dan cuerpo a este guiso sevillano y gitano comparecen cuando la familia se junta. Y lo hace en casa de vez en cuando y más de tarde en tarde, en un escenario. Tan de tarde en tarde, que lo mismo pasan treinta años. Afortunados quienes asistieron a la reunión de Los Amador en el Festival de Mont de Marsan 2006 pues, como dice el polifacético Diego Amador, “lo más grande es hacer música juntos”.

Minutos después de que acabara este excepcional concierto, en la trastienda del Café Cantante de la Place Saint Roch, Juan José Amador se confesaba: “Tenía todo el corazón puesto y viéndonos juntos estaba cantando con las lágrimas saltadas”. Entre el jaleo del ‘backstage’, las felicitaciones, las fotos, los autógrafos y otra fiesta más por bulerías, acertaban a hablar de “orgullo” y de “placer” cuando se les preguntaba qué habían sentido al juntarse de nuevo en un escenario. Y es que fue un concierto con alma, un concierto consanguíneo.

El gen común está, como explicaba Juan José, en la raíz: “Aunque hagan fusión y música más moderna, las raíces y la formación es flamenca cien por cien. Y eso nos une, nos une”. Se nota en el respeto que todos profesan por el más veterano de los convocados, el tío Ramón Amador, que nunca antes había cogido un avión. De hecho, lo escueto de esta entrevista se debe a que cuando Ramón rompió a cantar y tocar por bulerías en el ‘backstage’ minutos después de la actuación, Raimundo, Juan José y Diego dejaron la grabadora sola y salieron disparados a unirse a la fiesta. “¡Vamos a escuchar al tío Ramón!”.

Ramón Amador (Sevilla, 1955) es un sólido acompañante al baile y al cante. Aunque tiene cuartel general en el tablao sevillano Los Gallos, ha acompañado a bailaores como Angelita Vargas y El Biencasao, y a cantaores como Curro Fernández y Remedios Amaya. Y no sólo toca la guitarra, sino que canta con voz grave y cantidad de pellizco. Aunque el especialista en garganta es Juan José Amador, el artífice del encuentro. “¡El promotor, el promotor!”, le gritaba Raimundo entre risas. La responsabilidad y los problemillas técnicos -inevitables al juntar a tantas guitarras, tantas voces y hasta piano de cola- le hizo “sufrir un poquillo más durante la actuación, pero ha sido tan gratificante”. Entre tanto, le dio lugar a cantar por seguiriyas, por soleá, por taranta a piano, por tangos... Y es que a completo y a versátil pocos le ganan. Por algo será que resulta interminable la lista de bailaores a los que ha acompañado y acompaña. De Manuela Carrasco a Isabel Bayón, de Antonio a Javier Barón, de Farruco a Matilde Coral. Y, de paso, presentó en sociedad a su hijo, con el mismo nombre y casi el mismo eco de cristal.


Raimundo Amador (Foto: Daniel Muñoz)

Durante la breve conversación, Juan José no pudo dejar de echar la vista atrás lo menos treinta años, cuando hacía sus primeros pinitos artísticos por los tablaos de Sevilla con su primo Raimundo. “¡Sargento Platillo!”, le recordaba riéndose. Y a cualquiera que lo hubiera visto, se le venían las imágenes del concierto de Pata Negra grabado en 1984 por la serie documental ‘El Ángel’ (recién reeditado en DVD). Cantaba Juan José por bulerías, tocaban las guitarras enchufadas Raimundo y Rafael, bailaban Bobote y Eléctrico. Pura fiesta. Puro rock jondo. Algo así es eso que inventaron los hermanos Pata Negra allá por los ochenta. Ricardo Pachón, que junto con Carlos Lencero estaba a cargo de la serie, explica que “en 1984, fecha del rodaje de este documental, los hermanos Amador ya eran unos expertos guitarristas de blues y rock y habían introducido la técnica de la púa en la guitarra flamenca. También podemos atribuir a esta familia la introducción de la batería, el bajo y la guitarra eléctrica en la interpretación de los ritmos básicos del flamenco”.

Y contemplar hoy en día a Raimundo Amador alternando las uñas y la púa en la guitarra de palo, resulta un espectáculo dentro del espectáculo. La naturalidad de la fusión que propugnó con su hermano Rafael en los trabajos discográficos de Veneno, primero, y de Pata Negra, después, es incuestionable. Habían crecido entre familias procedentes de la vieja Triana, pero en un barrio de bloques de pisos del extrarradio de la ciudad. ‘Et voilà!’ Las raíces y la modernidad. El flamenco y el rock.

Lole y Manuel, la familia Montoya, Kiko Veneno, Camarón, B.B. King, Max Roach, Björk... A la extensa nómina de artistas con los que ha colaborado Raimundo Amador, ahora se suman Ramón, Juan José, Diego, Juan José Jr., Carmen, Raimundo Jr. y Luis, todo ellos Amador. Ya lo contamos desde el lugar de los hechos: “Pata Negra no podía faltar a la fiesta. Ni tampoco Camarón. ‘Ay, José’. Raimundo se pone flamencorockero, turnando dedos y púa. La sala siente una especie de agitación. Y Raimundo sigue flamencorockero pero mirando para Morón, para Diego del Gastor. Por bulerías, contundente y rítmico abrazado a su ‘gerundina’. Vuelve a tomar asiento en el piano El Churri. Vuelve para compartir taranta con Juan José Amador. Piano de acompañamiento... para su primo cantaor y para sí mismo, también cantaor. Ya por bulerías, piano y guitarra, la de Raimundo, juguetean a cuatro manos. Ole” (leer reseña completa).

Y otra mirada a ese documental de 1984. Raimundo Amador, igual que esa noche en Mont de Marsan, salta de un registro a otro. Toca por bulerías - ¡hasta rasgueando con la pezuña de un cerdo!- en una reunión familiar entre olivos. Pero en el siguiente capítulo blande, como su hermano Rafael, guitarra enchufada para desenvolverse sin problemas entre el rock, el blues, el pop y el flamenco más tradicional. Y es que a este camaleónico artista le gusta “mirar para atrás, es importante no olvidar lo que has pasado, lo que has disfrutado, todo lo que ha ocurrido”. Pero, a la vez, “la fusión sale sola”. A veces, reconoce tener que esforzarse cuando quiere volver a la guitarra flamenca de toda la vida, “al ventilador, como yo digo”.


Diego Amador (Foto: Daniel Muñoz)

Diego Amador es lo que ha mamado en casa. “Aprendí escuchando a Raimundo, a Rafael, a Juan José, a mi padre, a mis primos, a mis tíos. Así se aprende mucho, sale todo de ahí”. No hay más que darle otra vez al ‘play’ y ver en el documental de ‘El Ángel’ esa simpática escena en la que, ante un público de chiquillos, con once años, toca a la batería el ‘Maniac’ de ‘Flashdance’. Ya lo dice en una entrevista, que un instrumento no es flamenco ‘per se, sino que flamenco es “el que lo toca... ya puede tocar piano, una lata o lo que sea”. Y él hace flamenco todo lo que pasa por sus manos: de la guitarra al piano, pasando por el bajo y la mandola. Y eso sin citar a su garganta, con genuino rajo flamenco.

Inevitablemente, también en él está la fusión o el encuentro o la mezcla. De ida, fue hacia el jazz y de vuelta, hacia el flamenco, al que ha vuelto para reescribir al piano. Y la contienda queda en tablas: “El piano, flamencamente, lo entiendo como la guitarra. Jazzísticamente, lo entiendo como los jazzistas clásicos: Bill Evans, Monk, Hancock, ese ritmo, ese rollo. A cada cosa hay que darle su sitio”. Aunque a la hora de lo jondo, reconoce que “entiendo el piano como la guitarra, pero como la guitarra flamenca moderna, la de Paco de Lucía o de Tomatito”. Y así la entendió cuando le tocó acompañar la taranta que le cantó en el festival francés Juan José Amador o cuando, como los instrumentistas transfronterizos, conversó con la guitarra de Raimundo Amador por bulerías. Y la familia, la artística, sigue aumentando con los ‘junior’. Al cante, Juan José. Al cajón, Raimundo. A los coros, Carmen. ‘Amador, Amador’. La música que fue, que será, que es.

* El espectáculo ‘Amador, Amador’ podrá verse de nuevo el próximo 16 de septiembre en el Hotel Triana de Sevilla, dentro de la Bienal de Sevilla 2006 (más información)

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