wayne shorter demostró que se merecía el premio desde hace tiempo
Recibió una gran ovación tras un emotivo concierto que rayó la perfección
Se lo merecía desde hace tiempo y fue ayer cuando Wayne Shorter recibió el Donostiako Jazzaldia. Era su cuarta visita al festival. En 1984 estuvo al frente de Weather Report, en 1988 junto a Carlos Santana y en 1990 con Larry Corryel.
Tras haber formado parte de los Jazz Messemgers de Art Blakey de la banda de Miles Davis o haber liderado el grupo Weather Report, Shorter es, a sus 73 años, una de las indiscutibles referencias en el jazz de las últimas décadas. Se presentaba con un acompañamiento de autentico lujo con los que ya viene trabajando en los últimos años: Michel Camilo en el piano, Brian Blade en la batería, y John Patitucci en el bajo. Y esta vez, además, como invitado especial estuvo el quinteto de viento de música clásica Imani Winds.
Shorter ofreció uno de los conciertos más serios y sólidos de esta 42 edición. Es realmente difícil explicar con palabras más allá de lo extraordinario el fabuloso concierto de ayer. Con un Auditorio Kursaal prácticamente lleno, el concierto comenzó con Imani Winds. En vez del Jazzaldia, parecía la Quincena. Comenzaron con una soberbia interpretación de Andalucía , de De Falla, aplicándole una sonoridad muy especial.
La clarinetista, Marian Adam, sin ningún tipo de amplificación, presentó en un casi perfecto español las piezas. Continuaron con Fuga Misterio, en una adaptación del único hombre del quinteto, el trompa Jeff Scott. Con una tonalidad grave, la pieza ofrecía un colorido atractivo. Antes de dar paso al protagonista de la noche, el quinteto interpretó Terra Incognita , un encargo hecho a Shorter por Imani Winds.
Por fin llegó el momento de Shorter. El contrabajista Patitucci empezó a engrasar la maquina y, poco a poco, se fueron instalando Brian Blade con la batería, Danilo Perez con el piano y Shorter. Esto eran palabras mayores. Se notaba que la tarde iba a ser memorable, y lo era. El primer tema fue Zero Gravity , una larguísima pieza de media hora en la que la libertad creativa de la que goza cada uno de los músicos es absoluta, siempre al servicio de la totalidad.
El jazz se fundía con sonidos contemporáneos. Todo parecía sosegado pero a la vez había una sensación de dramatismo y, por momentos, de violencia. El piano de Danilo amansaba a las fieras. Shorter dejaba el saxo y se pasaba al soprano. Sonaba de maravilla antes de terminar con una rotundidad indescriptible.
Volvió el quinteto al escenario hasta haber nueve músicos en escena, que tocaron Prometheus unbound. El quinteto iba coloreando, matizando, aún más si cabe, la gran obra que estaban construyendo Shorter y compañía. Patitucci y Blade fueron colosales y la pieza, por momentos, tomó aires de grandiosidad. Shorter volvió a dejarnos boquiabiertos. Siguieron con The 3 Marias. El listón seguía altísimo y el deleite, también. Grandísima ovación, como grandísima la emoción por asistir a un momento especial, extraordinario. La propina es Pegasus, otro tema de Shorter que raya a gran altura. Se jugó con los contrastes, delicadeza, y de nuevo violencia. Enorme. !!!Que premio más merecido Wayne!!!