Ambas músicas son raciales, vienen del sur y se fundamentan en el genio y libertad de sus intérpretes. El jazz es, ante todo, improvisación, vida, expresividad, evolución constante. El jazz es un estilo de música que no es fácil de explicar. Basta con sentirlo y entrar en su onda, en esa atmósfera especial y unica creada por los grandes artistas del género.
Reproductor de música
sábado, agosto 19, 2006
El Jazz-Flamenco Hoy
Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/magazine/about/jazz_flamenco/ejaz.htm
Cruces sonoros de la interculturalidad
El mestizaje musical ha marcado a fuego el inicio de este tercer milenio, incardinando al flamenco en la nueva cultura mundial. Esta dialéctica entre géneros, manifestaciones y mixturas sonoras ha afectado también al jazz flamenco, subgénero que en los últimos años se ha reavivado en registros fonográficos, colaboraciones o masterclasses. Una constatación científica lo explica: la interculturalidad como elemento transformador de las corrientes artísticas. Como quiera que sea su génesis, esta de la transnacionalización musical incluye tanto la estandarización de los discursos, como el intercambio prolífico de simientes. En el plano del jazz flamenco, este mestizaje ha posibilitado cruces e interacciones de brillante factura y talentosa creatividad, como demuestra la bullente actividad de músicos como Chano Domínguez, Gerardo Núñez, Jorge Pardo, Jerry González...
Chano Domínguez (Foto: Anahí Cármody)
Dentro de este proceso de renovación, el flamenco ha asimilado diversas influencias que pasan por el jazz en sus variantes swing, be-bop o cool jazz; el rock; el pop; los aires latinos como el son, la timba y el latin jazz; e incluso el rap o el funk. Tomando la complementación rítmica como pilar fundamental del fenómeno de fusión musical, el jazz flamenco no desdeña, sin embargo, la incorporación de matices sutiles de otras músicas que, no por estar en planos secundarios, pierden entidad, como la música arábigo andalusí o la contemporánea. En materia de creación, cientos de iniciativas manan del mercado español, recordándonos la delgada línea que separa los intentos lights de acercar distintas músicas, de los trabajos concebidos desde el respeto y la seriedad. El pianista gaditano Chano Domínguez ejemplifica, como pocos, el rigor jazzístico aplicado al flamenco. En su poblada discografía descollan títulos como '10 de Paco' (Nuevos Medios, 1995), 'Imán' (Karonte, 2000) y el directo recién salido del horno 'Oye cómo viene' (Lola Records, 2002), con DVD paralelo. Chano recela, al igual que Paco de Lucía, del término fusión y prefiere hablar de fusiones de músicos, para al fin capitular y situar al jazz flamenco en una fase de adolescencia. Entiende esta música como una unión salvífica de inspiraciones diversas donde tienen cabida, por igual, las referencias afrocubanas o los patrones del mundo arábigo andalusí.
Estos coqueteos del flamenco con el latin jazz van cobrando intensidad, azuzados en parte por el sello Lola Records del cineasta español Fernando Trueba, bajo el lema "the finest latin jazz label". La película 'Calle 54', y la banda sonora homónima, en la que participa Chano Domínguez; el 'Spain' del pianista Michel Camilo y el guitarrista Tomatito, distinguido con el Grammy al mejor disco de jazz latino de 2000; o el recientemente publicado 'Jerry González y los piratas del flamenco', en el que el trompetista departe con el guitarrista Niño Josele, el percusionista Piraña y el cantaor Diego el Cigala, dan muestra de las sabrosas aportaciones de la casa al catálogo de la trenza latin+jazz+flamenco.
Grammy latino para Tomatito y Michel Camilo
Dentro del universo de las seis cuerdas, resultan ineludibles tres maestros del toque y la improvisación: Juan Manuel Cañizares, Agustín Carbonell El Bola y Gerardo Núñez. El primero, segunda guitarra del maestro de maestros Paco de Lucía, lideraba hace dos años un inspiradísimo trabajo titulado 'Punto de encuentro' (Emi, 2000), donde disparaba al oído del oyente certeras flechas de sonidos eléctricos, al más dorado estilo Corea Electric Band. El Bola, por su parte, tras concebir a finales de los 90 discos como 'Alegrías de Cascorro' (Nuba, 1998) o 'Vuelo Flamenco' (Karonte, 1999), se consagró a sus amores brasileños, viajó a aquel país y ha decidido incorporar tañidos y batidas de la bossa-nova y el partido alto a su forma de atacar el flamenco.
Gerardo Núñez estrechaba lazos en 1999 con sendos monstruos del jazz contemporáneo: el bajista neoyorkino John Patitucci y el pianista panameño Danilo Pérez. El disco en cuestión lleva por título 'Calima' (Karonte, 1999) y presenta a un Danilo Pérez inédito en labores de acompañamiento. Un año después, Núñez perseguiría la cuadratura del círculo, a saber, la cohabitación de músicos de diferente formación bajo un mismo denominador común: hacer confluir todos los discursos en espontánea actitud. El experimento se llamó 'Pasajes' (Resistencia, 2002) y, aunque recién editado, se grabó con motivo del II Seminario de Jazz y Flamenco, celebrado en Sevilla en 2000 -por cierto, el único encuentro dedicado por entero al jazz flamenco en el mundo-. En el concierto se dieron cita encumbradas figuras de ambos géneros. Jeanne Lee, Paolo Fresu, George Colligan y Marc Miralta, más Esperanza Fernández, Perico Sambeat, Javier Colina y el propio Gerardo Núñez, que celebran con elegancia el encuentro sentando jurisprudencia musical. Bajo el mismo signo realiza 'Cruce de Caminos' (Resistencia, 2001), donde se mide con el saxo juguetón del valenciano Perico Sambeat, crecido ante el reto. En el disco, el guitarrista jerezano repite fórmula con Javier Colina (contrabajo), Arto Tuncboyaciyan (percusiones) y Marc Miralta (batería). Recientemente, Perico Sambeat se refería en 'Andaluciajazz.com' al porqué de este viraje flamenco de su música, resueltamente jazzística en sus comienzos: "El flamenco es una música tremendamente rica y era natural que nos acercáramos, poco a poco, a ella. Yo la he abordado a nivel rítmico, pero a nivel armónico y melódico sigo con las mías, que son las de jazz. Me interesa tanto como el gregoriano o la música gnawa".
Desde su atalaya jazzística madrileña, el guitarrista y multinstrumentista Ángel Rubio firmaba en 1998 con el título 'Jazzhondo' doce composiciones originales, entremezclando letanías arábigas, cajones flamencos, derbukas y coplas antiguas. Otro incondicional que confirma la teoría de vasos comunicantes entre el jazz y el flamenco es el batería uruguayo Guillermo Mc Guill, miembro del quinteto de Chano Domínguez y asiduo colaborador del guitarrista Rafael Riqueni o el cantaor Enrique Morente. Tras 'Los sueños y el tiempo', un discolibro dedicado a la memoria de la escritora María Zambrano, el batería lanza en 2002 su segundo álbum en solitario, 'Cielo'. Guillermo, alias "el todo terreno de las baquetas", admite que no le ha sido fácil enriquecer su jazz con las infinitas posibilidades del flamenco: "Aunque hay diferencias clarísimas entre el jazz y el flamenco, en cierta medida, se van borrando poco a poco en mi forma de tocar. No quiero decir que me ponga a tocar por bulerías inconscientemente cuando me siento, sino que voy incorporando a mi forma de tocar de jazzista ciertos elementos fundamentales del flamenco".
Izquierda: Esperanza Fernández con Gerardo Núñez (Foto: Anahí Cármody) Derecha: Tino di Geraldo (Foto: Javier Hurtado) |
Sustentos históricos
Echando a andar hacia atrás en la historia, ya en los sesenta hay tímidas propuestas de acercamiento de mundos hasta el momento ajenos como el flamenco y el jazz clásico. El jazz norteamericano, transformados sus preceptos fundacionales por el lenguaje transgresor de Charlie Parker, entra en los años 50 en una línea de renovación. Ejemplo de ello son las experiencias de rejo hispánico llevadas a cabo por Miles Davis a finales de los 50 y principios de los 60: 'Flamenco Sketches', tema incluido en el disco 'Kind of blue' y grabado en Nueva York junto a Cannonball Adderley, John Coltrane, Paul Chambers y Bill Evans; y de 'Sketches of Spain' (Sony, 1960), compuesto en tándem con el proteico Gil Evans, bajo el embrujo de obras de Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo o Debussy. Seguiría en 1961 otro trabajo histórico, el 'Olé' de John Coltrane, obra intuitiva, de transición, en la que el flamenco es un pretexto para dar rienda suelta a una creatividad en constante evolución.
Ya en 1967 tiene lugar en España el que casi todos coinciden en señalar como primer aporte sustantivo al universo del jazz flamenco. Firmado por Pedro Iturralde y con la colaboración de Paco de Lucía, el disco 'Jazz Flamenco' (Universal, 1967) aborda la exposición de los palos flamencos en un tapiz abierto a la improvisación. En los años 80, experiencias como 'My Spanish Heart' del pianista norteamericano de origen caribeño Chick Corea; o las colaboraciones a tres bandas de McLaughlin, Coryell y Paco de Lucía redispararían la inercia de fusiones, confusiones y aflamencamientos que desde un par de décadas antes venía nutriendo al llamado Nuevo Flamenco. A propósito del debate "purismo versus renovación", Paco de Lucía, guitarrista respetado y admirado por igual entre clásicos y vanguardistas, señalaba en una entrevista publicada en 'Transiberia' en 1992: "En general, los flamencos son dogmáticos (...). No estoy de acuerdo con los puristas, no dejan que cada uno cante y toque como le de la gana. Yo pienso que todo es válido si sabes equilibrar".
Jorge Pardo y Juan Diego (Foto: Daniel Muñoz)
Y equilibrar es lo que el guitarrista hizo cuando estrenó su sexteto allá por la segunda mitad de los ochenta. De aquel grupo de figuras insignes (Paco y Pepe de Lucía, Ramón de Algeciras, Carles Benavent, Rubem Dantas y Jorge Pardo). Aparte del maestro, Carles Benavent y Jorge Pardo viraron hacia destinos desconocidos y asumieron riesgos inusitados en sus travesías compositivas, apoyados incondicionalmente por el sello madrileño Nuevos Medios. Benavent abría nuevos horizontes junto a Joan Albert Amargós o Chick Corea, mientras que Jorge Pardo hacía lo propio al lado de Potito, Antonio Carmona o Chano Domínguez. Ambos compositores firman en los últimos quince años trabajos que consolidan un lenguaje de difícil maridaje: el swing con duende. 'Agüita que corre' (Nuevos medios, 1995) o 'Aigua' (Nuevos Medios, 2001) del bajista; y 'A mi aire' (Nuevos Medios, 1987), 'Las cigarras son quizá sordas' (Nuevos Medios, 1991) o '2332' (Nuevos Medios, 1997) del saxofonista, conforman la quintaesencia de la experimentación con vocación de perdurar. Jorge Pardo recordaba en una entrevista reciente hasta qué punto fue importante el Paco de Lucía Sextet: "Aquel grupo determinó un sonido que marcó la historia del flamenco y también del jazz ya que, a partir de ahí, el resto del mundo conoció la bulería, incluido Nueva York".
Jazz flamenco... El discurso del mestizaje de cualquier música actual ha de entenderse en un sentido antinómico, es decir, ha de saber hacer confluir a la vez el apego a la tradición con la separación de las experiencias musicales de sus parámetros locales, nacionales o raciales. Patrones ancestrales sí, pero desleídos en aguas sin etiquetados, pues el buen poeta musical no puede olvidar que en lo más íntimo está siempre lo más universal. Paco de Lucía, rebosante de sabiduría popular, lo resume a su manera: "Es muy importante no perderse en la tradición porque ahí es donde está la esencia, el mensaje, la base. Sobre ella sí puedes ir a cualquier sitio y escapar, pero sin dejar nunca esa raíz porque, en definitiva, la identidad, el olor y el sabor del flamenco están ahí".
Cap.9 - Obras Efímeras
Copyright Editorial La Máscara. Pza. Diputado Luis Lucía, 21-b. 46015 Valencia-España
Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz10.htm
El festival de jazz de Madrid ha tenido en diversas ediciones el buen gusto de poner en el mismo cartel a guitarristas flamencos y músicos de jazz, facilitando sustanciosas jam-session como las de Paco Cepero-Paquito D'Rivera, Tomatito-Ray Barretto, Manolo Sanlúcar-Wagner Tiso o el espectáculo "Flamenco fusión" de 1989.
La Bienal de Flamenco de Sevilla ha ofrecido por su parte diversos experimentos interesantes. Uno de ellos fue propuesto en su tercera edición (1984) al músico sevillano Paco Aguilera, una obra a la que tituló "Alma" y en la que intentó acercar los fuertes ritmos y melodías del jazz modal al flamenco, pero lo que se mostró fue a una buena banda de jazz, ¡¡dorada por Abdu Salim, y poco flamenco. En la edición del 90 se pudieron escuchar las propuestas de músicos jóvenes y malogrados, como Aduke Sar Singa o el combo del guitarrista Manolo Vargas. En la Bienal posterior (la del 92) tuvo lugar una de las más hermosas muestras de fusiones, a cargo del cantaor Enrique Morente y el percusionista norteamericano Max Roach; éste aportaba doce músicos (nueve percusionistas) de su banda M'Boom, mientras que Morente ponía de su parte catorce flamencos, entre los que se encontraban jóvenes renovadores como Raimundo Amador y componentes de La Barbería del Sur. Durante siete días de ensayos se dio forma a dos concepciones aunadas, dejando entre otros frutos unas verdiales cantadas sobre ritmo de bulerías apoyadas por percusión de ambiente solemne, o masivos tambores aplicados a unos tangos que se colocan en una nueva dimensión. Enrique Morente escribía en el programa de la obra: "Creo que las músicas que han tenido caminos paralelos en el tiempo pueden continuar escuchándose entre sí para convencernos de que no hay más que una sola música: la de nuestro propio mundo interior, en el sentido más íntimo y universal de la palabra".
Cap.8 - Aproximaciones Españolas
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Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz9.htm
Sin duda, Paco de Lucia es quien más y mejores reconocimientos ha obtenido en este campo, donde no se pueden olvidar los intercambios musicales con John McLaughlin y Al Di Meola recogidos en dos álbumes: "Friday night in San Francisco", de 1981, encierra en sus cinco interpretaciones grabadas en directo dos de Egberto Gismonti y Chick Corea; en "Passion, grace & fire", del 83, cada guitarrista aporta una composición por cara en este disco, registrado esta vez en estudio. Ese mismo año grabaria "Castro Marin", con la colaboración de Larry Corryeli en un tema y de Corryeli y McLaughlin en otro; no existe disco de estos tres guitarristas, aunque hicieron también una gira.
Paco tomó un recurso de la pulsación del jazz, rodeando la nota que se quiere destacar por otras satélites tocadas muy rápido, añadiendo efecto rítmico; así refleja los pellizcos del cantaor y deja colorido moruno con notas secundarias. Otro recurso jazzístico utilizado por Paco es marcar suavemente la armonía con la púa mientras improvisa otro instrumento.
En este terreno hay que resaltar los discos que Paco de Lucía ha grabado en directo con sexteto, integrado por sus hermanos Ramón y Pepe, además de Carlos Benavent, Jorge Pardo y Rubem Dantas. Estos discos son "Live... one summer night", grabado durante una gira europea en 1984, y "Live in America", aparecido a finales del 93. Los jazzistas le reprochan que desarrolle siempre una sola vertiente, algo que consideran inexplicable en un músico que tiene a su alcance multitud de esquemas jazzísticos y de improntas geniales que se diluyen en una fusión tediosa, falta de momentos brillantes, que deja atrás muchas incorporaciones.
En 1978, Paco estaba grabando su disco dedicado a Manuel de Falla e invitó al grupo Dolores a grabar un par de temas, dos canciones de "El amor brujo". Al mes siguiente los invitó para una gira. Los madrileños Dolores ya se habian adentrado en estos terrenos con guitarra flamenca, castañuelas y arreglos de jazz en "La niña de los Montoya", compuesta por Pedro Ruyblás e Hilario Camacho para abrir su primer LP de 1976. Un disco que tiene bonitas muestras de jazz con aura flamenca, como "El jaleo" o "El reflejo", jazz-rock escrito por Andrés Olaegui, guitarrista de Guadalquivir. La continuidad de este grupo madrileño se da con Jorge Pardo, que profundiza en los dos campos.
El guitarrista catalán Toti Soler, que durante los 70 dejó varios discos de guitarra, llegó a hacer una espléndida versión flamenca de "in a silent way" de Joe Zawinui con ritmo por alegrías en su primer LP como solista. A partir de los 80 ejercería su doble vertiente de flamenco y jazzista.
El teclista Jordi Sabatés trabajó en repetidas ocasiones con Toti, y su mayor sabor flamenco se encuentra en el tema "Triada" de "Ocelis del mes enliá", año 1975. Aires españoles tenían los dos elepés de los también barceloneses Música Urbana (más ágil y fresco el segundo, "Iberia"), como su posterior extensión Amargós-Benavent y el proyecto Iberia junto a Cañizares y Ginesa Ortega. Por último, Iceberg introdujo, por medio de las composiciones de su guitarrista Max Suñé, elementos flamencos en su jazz-rock tipo Mahavishnu Orchestra.
De la onda laietana cambiamos al rock andaluz. Guadalquivir hicieron un aliño que tenía algunos elementos de estas músicas; era un grupo madrileño ¡¡dorado por dos guitarristas sevillanos, uno de ellos después en Arrajatabia. Incluso Triana, en el tema "Sombra y luz", mezcla los dos campos.
Pata Negra se mojó de jazz en la versión de "How high the moon", uno de sus muchos recursos extraflamencos. También Diego Carrasco es capaz de aunar alegrías de Cádiz y swing en su genial "Oliva y naranja", y Diego Amador, el teclista hermano menor de Pata Negra, realiza experimentos cabales; en su primer LP como Patita Negra, "Anticipo flamenco", exhibe con brillantez su inclinación por el jazz en instrumentales como "Soleá del Churri", "Seguiriya de pildoriiia" o el homenaje que cierra el disco, "Tío Pastorius". También pianista, y más joven aún, es Pedro Ricardo Miño, que a los 14 años (1993, hijo del guitarrista Ricardo Miño y la bailaora Pepa Montes) compuso "Soleá para Miles Davis". Nono Carcía es un guitarrista de Barbate que estudia en Granada, donde toca con Carlos Cano y llega a grabar dos discos junto a Aurora Moreno. Descubre el jazz, trabaja en bandas sonoras y con varios grupos en Madrid... hasta que decide establecerse en Bélgica, donde forma la Belgium Band además de colaborar con Vaya con Dios y Faena. De vuelta a su tierra crea la Cádiz Experience junto al teclista Chano Domínguez y publica su primer LP en noviembre del 91, "Las quimeras del momento", además de colaborar con el guitarrista Tito Aicedo, especialista en Diango Reindhart, también enamorado del flamenco y también de Cádiz.
Chano grabó con Aicedo un elepé ("Memorias", Matasellos 1989, donde incluye la 'Rumba del Tío Félix", al estilo Corea); antes tuvo un grupo de rock, Cai, y otro de jazz, Hiscadix; después, además de colaborar con muchos músicos de prestigio, publicó un disco en solitario, "Chano", apoyando su delicada proyección en jóvenes músicos y dedicando sus respetos a John Coltrane, Bill Evans y Thelonius Monk. Sólo necesita del acompañamiento de unas palmas para dejar las mejores bulerías que se han grabado al piano, aunque fueran bautizadas como 'Refrito". Un álbum de jazz moderno y luminoso, con jondas incursiones en el flamenco que conoce bien... porque de sus muchos dedos, unos pocos le han salido gitanos. Tiene su propia banda de directo y a finales del 94 se alía con Jorge Pardo para ofrecer su respetos a Paco de Lucía, en disco y gira.
Otro gaditano inspirado es el guitarrista Paco Ríos, cuyos aires cálidos atraviesan el "Swing de la bahía" de su primer LP, un disco de jazz ambiental, música cálida y amable con el aura de Pat Metheny flotando sobre las composiciones. Y para cabriola, la de Xesús Pimentel y Marcos Teira, guitarristas flamencos gallegos que graban en Praga y se atreven a pasar por fandangos el "All blues" de Miles Davis.
Jaleo se encuentra dirigido por el guitarrista flamenco Diego Cortés; es un grupo de Barcelona con ocho miembros y sofisticados arreglos cuyo fuerte se halla en una espectáculo en directo con dos vistosas bailaoras al frente. Comenzaron en 1989 y tienen dos LPs de flamenco-jazz amable en los que dan las gracias a Metheny por la inspiración. Tienen más actuaciones en el extranjero que en su país. Intentos hay por doquier, sin grabaciones como Veiahí o el Manolo Vargas Quinteto; el repertorio de este último era una delicada corriente de jazz con orillas flamencas y formación poco usual (guitarra flamenca, saxo soprano, vibráfono, guitarra eléctrica y bajo) y bulerías destacabas ("Manzanilla fresca").
Es de justicia mencionar también la dedicación de artistas como el pianista Tomás San Miguel (ex Dolores) o el francés jean Marc Padovani, cuyo flamencojazz se puede escuchar en el elepé "Tres horas de sol"; las brisas andaluzas acarician el disco de Gautama del Campo y Adolfo Delgado (saxofonista y pianista sevillanos), 'A fuego lento" (1993), azuzadas por la guitarra flamenca de Carlos Heredia; o el trio madrileño Elementales, con un violín en swing que debe mucho a Stephan Grapelli, en cuyo primer LP destacan títulos como "Tanguillo de las entrañas" y "Monge y cruz"; la misma onda de tango-jazz-moderado pero con las variaciones instrumentales de saxo-flauta sostiene el quinteto Caudal, que sólo ha registrado dos temas para el recopilatorio "Circuitos 1 994".
Que al guitarrista Gerardo Núñez le gusta el jazz queda patente en su LP "Flamencos en Nueva York", que contiene el homenaje "A Gil Evans" con el saxofonista Javier Paxariño. Gerardo respalda junto a José Antonio Galicia y otros músicos un espectáculo de flamenco-iazz de Carmen Cortés.
Sí, existen muchas formas: desde los arreglos que a Manzanita producía su contrabajista negro, el espléndido Dave Thomas, pasando por la big band que interviene en "Tauromagia" de Manolo Sanlúcar, o cuando Juan Carlos Calderón en un inciso de los 70 se puso serio para intentar hacer confluir el flamenco y el jazz, hasta los conatos de Ketama junto al pianista caribeño Michel Camilo o los apuntes de La Barbería como un elemento más de su amalgama. Incluso los Gipsy Kings: es curiosa la introducción de su LP en directo por parte de los músicos invitados.
Había para todo, si hacemos caso a lo que escribía Jesús Torbado en Mundo joven hace un cuarto de siglo: "Valen es el primer autor del mundo de una canción daitónica (para él, una mezcla de ¡flamenco y jazz!), titulada Manzanítas azules". Entre las humoradas también hay que contar la del músico Tino Contreras como "Flamenco jazz", disco de 4 canciones publicado en 1966.
En la otra cara, uno de los proyectos más serios ha tenido lugar en 1 993. Se tituló "Jazzpaña" y está certeramente dedicado a Gil Evans y Camarón. Vince Mendoza y Arif Mardin configuran un tándem californiano de reputados arreglistas y compositores que puso en pie la idea desde Alemania, a partir de los contactos del sello alemán Act con Nuevos Medios. Bajo el espíritu de "Sketches of Spain" concordia de músicos españoles sobresalientes y algunos relevantes instrumentistas americanos, algo de electricidad e implicación de músicos con experiencia en el asunto de esta intriga ambiciosa e intensa. Uno de los mejores ejemplos se encuentra en los tangos que llevan las guitarras de Juan Manuel Cañizares y Al Di Meola y los saxos de Jorge Pardo y Michael Brecker; por otro lado destacan Carles Benavent, Rubem Dantas, Steve Khan, Peter Erskine... El cante es puesto por Ramón el Portugués, que despunta en una mutación de "Soy gitano" con los arreglos de complicada distribución y gran efecto global que caracterizan los 64 minutos. En total, 38 músicos para una Big band que hace de éste un disco de estructuras, henchido de detalles, que llegó a ser nominado para dos Grammys.
Cap.7 - Corazón Partido
Copyright Editorial La Máscara. Pza. Diputado Luis Lucía, 21-b. 46015 Valencia-España
Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz8.htm
Sístole y diástole. Jorge Pardo deja francas expresiones sobre su experiencia: "Mi corazón está dividido básicamente entre el jazz y el flamenco. Son músicas que se complementan pero a la vez son muy contradictorias. En el flamenco tienes que decir algo muy interesante en muy poco tiempo, que sorprenda, y tienes 32 compases para decirlo y no puedes errar. Es directo y con mucho arrebato, todo tiene que tener vida, fuego, no se puede bajar el nivel. En el jazz la improvisación es más relajada, te puedes tomar tiempo para situarte en la rueda de los compases y puedes ir en crescendo en el solo, hasta conseguir un clímax si te sale, y si no, también vale alguna frase bien hecha. Son las dos cosas que ahora me resultan más difíciles de casar, pero las que más me atraen".
El bajo de Carles Benavent es un orgullo español. Ha colaborado con Chick Corea y Miles Davis, ha grabado mil y un discos en nuestro país. En 1980 lo fichó Paco de Lucía y todavía sigue con él. Ha creado un estilo y sabe de flamenco. Rozó lo español en los 70 con Música Urbana y hace algo Jondo en sus dos discos junto a Joan Albert Amargós, que se comentan en otro rincón de este libro en el que el apellido de este músico catalán se repite una y otra vez. Bajo su nombre solo publicó un disco en 1983, básicamente de jazz moderno, hasta que al fin da a conocer "Agüita que corre", preparado durante tres años con escasa combinación de instrumentos, la mayoría duetos fluidos. Se monta unos tanguillos con mandolina y hace cantar al bajo y no es metáfora: en "Dicen de mí" interpreta la voz de Camarón junto a la guitarra de Paco. Hay que oír para creer. Un mes después de publicar el disco, un desgraciado accidente de tráfico que afecta a su brazo Izquierdo le mantiene fuera de circulación.
Cap.6 - Elevando Vientos
Copyright Editorial La Máscara. Pza. Diputado Luis Lucía, 21-b. 46015 Valencia-España
Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz7.htm
"Quizás por los elementos que él tenía en aquella época y la corta experiencia en el campo de flamenco no se pudo hacer más, pero Iturralde dio un paso muy bonito, que movió los oídos de muchas personas, no sólo de España, también en el extranjero". Ésa es la opinión que sobre uno de sus maestros deja jorge Pardo, madrileño que merece consideración aparte. Desde muy joven ha trabajado con Tete Montoliú, Pedro Iturralde, Lou Bennet, Slide Hampton... milita en la banda de Jaime Marques y funda junto a Pedro Ruy-Blas el grupo Dolores. Ha tocado junto a figuras como Chick Corea o Astrud Gilberto y formando parte del grupo de Paco de Lucía ha realizado giras por Europa, Japón y América.
Su primer LP en solitario lo grabaría en 1982 en Mallorca, "Jorge Pardo". reeditado doce años después. En el 84 publica el segundo, "El canto de los guerreros", en el que colaboran Paco de Lucía, Tomatito, Ramón de Algeciras y Pepe de Lucia. A partir de ese año -en que se registra el disco en directo "Live... One summer night"- hasta 87 realiza continuas giras con el Paco de Lucía Sextet, al final de las cuales publica "A mi aire", con sus dos primeros temas de profundo sabor flamenco, y en 1989 trabaja con el grupo Flamenco Fusion, además de colaborar con un buen montón de jóvenes gitanos.
Sus últimos dos trabajos están inmersos en el flamenco, rodeado por un eficiente equipo que da forma a estudiados arreglos y ritmos flamencos sobre los que Pardo eleva sus vientos, sostenidos por los respetables músicos que le devuelven colaboraciones. También publicados por Nuevos Medios, sus títulos son "Las cigarras son quizá sordas" (1 991 ) y "Veloz hacia su sino" (1 993).
En el primero se puede oír un solo de saxo tenor inspirado en Charlie Parker sobre un apretado redoble de palmas, que se mezcla con una soleá por bulerías a la que sobrevuela un soprano; orientaliza a Miles Davis en "Nardis" y lo vuelve a utilizar en un duelo de saxo y guitarra flamenca; se lo monta con flauta por alegrías y fusiona lo moro y el jazz a ritmo de tangos. Sólo hay en el disco dos temas cantados, uno por El Potito y otro por Antonio Carmona de Ketama.
El segundo álbum comienza con un solo de flauta por bulería por soleá. En este disco remueve el flamenco y lo lleva lentamente, sin hacer caso al título, hacia su terreno, con algo de Brasil y mucho de jazz. Es una emulsión pasional, continuación del disco publicado año y medio antes, y en el que curiosamente Paco de Lucia hace coros en un tema. Hace pasar por su filtro de jazz-fiamenco desde la versión intimista (sólo flauta y guitarra flamenca) del "Round about midnight" de Dexter Gordon a una cubista "Michelle" de los Beatles con saxo soprano y la guitarra del Ketama José Miguel Carmona; en este "Veloz hacia su sitio" se dejan oir más las voces flamencas, con la guitarra de El Bola más integrada en el sonido global, y según su casa de discos es "un maravilloso juego de simulaciones: el juego del nuevo flamenco que aquí llega a su culminación".
Pardo y Benavent -que mantienen un banda en directo junto a Tino, Dantas, Bola y Potito- grabarían a finales de 1994 un disco junto a figuras de la salsa puertorriqueña titulado "Descarga Boricua". Por otro lado registra junto al pianista Chano Domínguez un homenaje a Paco de Lucía que en realidad lo es al flamenco, con mentalidad de jazz. En "10 de Paco" hay adaptaciones libres -por ejemplo en la taranta el piano hace de guitarra y la flauta de voz-, toques solistas por separado y tangos por jazz en cuarteto, con Tino di Geraldo y Javier Colina. Colaborador de Ketama y La Barbería, es asiduo a las grabaciones de Nuevos Medios. Pardo tiene su fundamento en el jazz, su sino en el flamenco y, mientras, realiza una travesía sin forzamientos ni postizos.
Cap.5 - Un Saxo por Soleá
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Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz6.htm
En nuestro país, Pedro Iturralde es el impulsor del jazz-flamenco durante los sesenta, aflamencadas; así dejó registrados tres elepés de fusión en los 60. El primero, "Flamenco-jazz", parte de una serie que el sello alemán MPS tituló "jazz meet the world", encuentros del jazzmen con músicos de la India, Túnez, lndonesia, Japón, Argentina y España. En realidad es el fruto de una doble invitación durante 1967, cuando Iturralde contaba con 38 años, de participar en el Festival de jazz de Berlín -en el día de fusión de jazz con otras culturas- y la grabación de un LP; el productor alemán J. E. Berendt sugirió que junto a su quinteto dispusiera un guitarrista flamenco, que finalmente sería Paco de Algeciras, después De Lucía.
El disco fue grabado en 1967 pero no se publicó en España, por problemas legales, hasta 1974. En él reestructura y rearmoniza algunos temas andaluces, sobre todo los recogidos por Carcía Lorca; contiene dos largas piezas de casi 15 minutos, "Veleta de tu viento" (variaciones sobre soleares) y "El Vito", además de dos adaptaciones más cortas de canciones de Falla, tomadas de "El amor brujo", donde Paco intercala toques puros.
"Para este encuentro deliberadamente escoge temas neutros", escribe Olaf Hudtwaicker en las notas de la carátula. "lturralde arregló las selecciones para acoplarlas a la guitarra flamenca no únicamente para servir de soporte expositivo de los temas y falsetas al modo de los jazz breaks, sino también para servir a la improvisación".
Poco después graba "jazz flamenco!" (la primera cara con Paco de Antequera a la guitarra flamenca y la segunda con el de Algeciras) siguiendo las directrices del disco anterior; por ejemplo, "Café de Chinitas" lleva una introducción de la guitarra por peteneras, el grupo sigue en aparente improvisación, y se remata con la guitarra por soleá. Así acaba el disco, con la guitarra y el saxo imitando el cante por soleá.
En 1968 lanza "jazz flamenco, 2", también en Hispavox y con Paco de Lucía. En los tres elepés figuran buenos jazzmen, y llama la atención su distinta procedencia dentro de Europa: Dino Piana (trombón, italiano), Paul Grassi (piano, alemán), Eric Peter (contrabajo, suizo) y Peer Wyboris (batería, finlandés).
Años después lanza "Flamenco studio" (CBS, 1975), esta vez con la guitarra flamenca de Paco Cepero y las composiciones de Pepe Nieto. [Este músico y arreglista, Pepe Nieto, estrenaría dos obras durante 1976, "Flamenco-yaz" y "Freephonia"] En 1994 Pedro Iturralde publica "Una noche en el Central", sin atisbo flamenco.
Cap.4 - Gitano de Naturaleza Abstracta
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Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz5.htm
Diango Reinhardt (1919-1953) fue un gitano nacido en Bélgica que trasladó las figuras de la música gitana al jazz sin recurrir a la fusión. Opta por una música de acción, de naturaleza abstracta, prescindiendo de lo étnico con un discurso fluido y una prodigiosa pulsación a pesar de tener paralizados tres dedos de la mano Izquierda.
Es digno de recalcar el interés por el flamenco que han demostrado algunos festivales de jazz, como los de Madrid y San Sebastián, que alientan a músicos de los dos campos a subir juntos al escenario. Tampoco hay que olvidar al de Berlín, que animó a Iturralde en sus primeras incursiones flamencas, y al de Montreaux, que en una de sus ediciones mostró la curiosidad y el afecto por el arte flamenco del super-productor Quincy lones; concretamente fue en el 25 aniversario del festival suizo (6 de julio de 1991), donde se dedicó una "Noche española" en la que participaron Lole y Manuel, El Pele, Manolo Sanlúcar y Camarón.
Una fruslería: parece más adecuado hablar de Jazz-Flamenco que de Flamenco-Jazz, puesto que más se han salido de su terreno los jazzistas que los flamencos y más sabrosos han resultado los frutos de aquéllos, más preparados y abiertos musicalmente que los de éstos, en su mayoría muy jóvenes. Excepto Paco.
"Soleá" es el título de una recopilación alemana de buena ley que intercala entre piezas de jazz-flamenco cantes de Camarón y Morente. Publicada en 1993 con el subtítulo de "Una fantasía de flamenco-jazz", dura 74 minutos y entre sus meritorios temas destacan dos del tándem genial (Miles Davis con arreglos de Gil Evans), el Modern Jazz Quartet haciendo "El concierto de Aranjuez", Chick Corea con su "Spanish fantasy", el single que publicaron en 1977 Al Di Meola y Paco de Lucía y un punto y final de campanillas, el "Olé" de John Coltrane.
Cap.3 - Retazos de España
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Información tomada de Flamenco-World:
http://www.flamenco-world.com/jazz/jazz4.htm
"Sketches of Spain" ha sido considerado por muchos como el momento cumbre de la fusión entre flamenco y Jazz; para más mérito, fue la primera tentativa, intensa y ambiciosa, con diálogos y silencios entre orquesta y voz, Firmada por el trompetista Miles Davis y el arreglista Gil Evans, fue una obra grabada a finales de 1959 y comienzos de los 60. Lo que sigue es un relato de su interesante proceso de creación.
Tras la marcha definitiva de Cannonball Adderley de su banda, Miles Davis decide volver a la música modal, pero se encuentra en un callejón sin salida... no le brotan las ideas y necesita tomarse un descanso. Davis comenzó a imaginarse "Sketches of Spain" tras asistir a un espectáculo de bailaores y músicos flamencos en Nueva York, poco después un amigo, en la costa oeste americana, le hizo escuchar el "Concierto de Aranjuez" para guitarra y orquesta de Joaquín Rodrigo. El trompetista no pudo después quitárselo de la cabeza: "Maldición, estas líneas melódicas son fuertes", ponderaba en su autobiografía. Anteriormente había tratado de pasada la música española en los temas "Blues for Pablo" (1957, del Lp "Miles ahead") y "Flamenco sketches" (1959, "Klnd of blue") y ahora se disponía a interpretar una música ajena junto a su inseparable Gil Evans, quien afirmó que "tanto Miles como yo estábamos preparados para la música flamenca y entramos en ella con toda naturalidad". Pero el concepto de "Sketches" no partió de la música española, aunque Evans se encontrara fascinado por ella. Primero se inspiró en los impresionistas franceses, después en Falla y por último leyó libros y escuchó discos de flamenco. Las intenciones expansivas de Evans tenían aquí lo español como excusa, ya que la interacción Davis-Evans poseía una vocación histórica. Ya tenían el "Concierto de Aranjuez". Para buscar la inspiración que les permitiera completar el álbum compraron un disco de Semana Santa y otro de música folclórica peruana (de ahí salió "The pan piper") y agregaron un fragmento de "El amor brujo" de Falla. Al disco se le ha achacado ser producto de la intelectualización, al salir de músicos que lo son más de libros y discos que de viajes y emociones en directo.
En "Saeta" la trompeta hacía la voz de la cantaora, y reconoce que las partes donde había que imitar a la voz fue lo más difícil del disco. "Porque allí tienes todas aquellas escalas arábigas, las escalas afronegras, que se oyen claramente. Y que modulan y se doblan y se retuercen y serpentean y se mueven en derredor".
Gil Evans reorquestó la tonada entera, poniendo en la partitura una especie de microcompases. Todo muy comprimido. "A uno de los trompetistas se le puso la cara de color púrpura por el esfuerzo de tocar una determinada melodía española. Me confesó más tarde que había sido el pasaje más difícil que tocara en su vida". Davis relata sus problemas para indicarles a músicos de formación clásica que no tocaran todo lo que indicaba la partitura; era capaz de pedir algo así a músicos poco preparados para la improvisación. "Lo que queríamos en realidad era, primero, que lo sintieran, y luego que lo leyeran y lo tocasen, pero los primeros músicos no podían hacerlo, de modo que tuvimos que sustituirlos y ésta fue la razón de que Gil reorquestase la partitura".
Todo esto le da pie para teorizar a través de la comparación de este género de músicos con robots, pero fue un disco muy estudiado: tras la batería de Jimmy Cobb y la percusión de Elvin Jones, un coro de tambores. "Lo que descubrí que debía hacer en "Sketches of Spain" fue leer la partitura un par de veces, escucharla un par de veces más y después tocarla. Para mí, se trataba de saber lo que era, y acto seguido podía tocarla. Al parecer funcionó perfectamente, porque el disco gustó a todo el mundo". Menos a Joaquín Rodrigo, precisamente el autor de la obra que le motivó para hacer este disco. Pero su influencia sería decisiva, como explica en la contraportada de su "Flamenco Jazz" Pedro Iturralde, aficionado al flamenco como su pianista Paul Grassi: "Sin embargo fue la aparición de "Sketches of Spaln" lo que convenció al resto de los compañeros de que la fusión del Jazz con el flamenco no sólo era factible sino que el resultado era hermoso, pues aunque se trata de dos culturas diferentes existen muchos puntos en común".
Miles Davis confiesa que cuando terminó el trabajo se había vaciado totalmente, después de tocar tantas dificultades no quería ni oír la música... y no la escuchó hasta que se publicó el álbum, un año después. "Si he de ser franco, sólo la escuché con atención una vez", reconoció. A renglón seguido, el genial e inquieto trompetista se dedicaría a otra música -volvería al flamenco en 1987 junto a Marcus Milier, en "Siesta"-, otro paso más en su increíble trayectoria. Pero sus opiniones sobre el proceso de asimilación deL flamenco son reveladoras.