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domingo, agosto 06, 2006

El Piano. Entre Blancas y Negras



La música, sea académica, popular o de otro origen, cuenta en el piano con un aliado que puede enriquecer cualquier composición con un amplio abanico de matices sonoros. En su definición técnica más simple, este instrumento, perteneciente a la familia de las cuerdas, consiste en un teclado que al ser accionado impulsa una especie de martillos forrados en fieltro que golpean cuerdas metálicas, produciendo así el sonido.

Los antecesores inmediatos del piano son el Clavicordio y el Harpiscordio, instrumentos mecánicos cuyos orígenes se remontan a los siglos XII y XIII. Ambos, ya menajaban la idea de estimular las cuerdas a través de algún dispositivo que se antepusiera entre éstas y los dedos del intérprete. Esa así como el Clavicordio, a través de un teclado, "enganchaba" e inmediatamente soltaba la cuerda mediante un clavo o aguja, logrando así su excitación. En el caso del Harpiscordio, las cuerdas vibraban, estimuladas por un plectro (especie de palillo) o la nervadura de plumas de aves. Años y siglos atrás se encontraban "familiares" lejanos, instrumentos cuyas cuerdas se tocaban generalmente con los dedos, como es el caso del dulcémele, el salterio, el monocordio; usado por el filósofo griego Pitágoras para sus estudios sobre los intervalos musicales, y, el más antiguo de todos, la cítara, cuyo origen remonta al año 3.000 antes de Cristo, en África y el sureste de Asia, durante la Edad de Bronce.

Cómo se llega al Piano Forte
La creación del primer piano se le atribuye a un constructor de clavicordios italiano, originario de Padua, de nombre Bartolomeo Cristofori. Hacia finales del siglo XVII, Cristofori, quien trabajaba a la orden del duque de Toscana, inició el diseño de un nuevo instrumento similar al Clavicordio y al Harpiscordio, sin embargo, la novedosa propuesta incluía un mecanismo que permitía variar la intensidad con la que se producía el sonido, variando su tono y volumen, según la fuerza aplicada a la cada tecla del instrumento. La revolución que iniciaba Cristofori era clara, el Clavicordio y el Harpiscordio sólo podían producir un sonido estridente, siempre con el mismo volumen, mientras que el nuevo instrumento ofrecía nuevos matices y una amplia capacidad expresiva.

Haciendo referencia a su capacidad de producir sonidos de diferentes intensidades, Cristofori bautizó su creación como Piano Forte, que en español se traduce en "Suave Fuerte". Con el pasar del tiempo la palabra Piano se impuso y el nombre se simplificó.

Se estima que la aparición formal del Piano Forte de Cristofori ocurre durante el primer decenio del siglo XVIII. Posteriormente, el creador italiano construiría tan sólo dos pianos. Del trío de instrumentos uno se conserva en el Museo Metropolitano de Arte de New York.

Cumplido el primer cuarto de siglo del XVIII se multiplica el interés por la construcción de pianos. Gottfried Silbermann, un fabricante de orgános de Freiberg, en Sajonia, sigue los pasos de Cristofori. Tras algunas solicitudes del compositor Johan Sebastián Bach, Silbermann suma algunas modificaciones al instrumento ideado por Cristofori. Po su parte, Johann Andreas Stein, discípulo de Silbermann, añade nuevas mejoras al instrumento e impulsa lo que se conocería como la escuela vienesa de piano, que posteriormente sería ampliamente reconocida por Wolfgang Amadeus Mozart.

Demás discípulos de Silbermann tomaron otros rumbos, llegando a Londres, donde tras aplicar notorias modificaciones al modelo de Cristofori terminaron diseñando lo que se convertiría en el "Mecanismo inglés".

A su vez, en geografía francesa, Sébastien Érard fundó otra escuela para la construcción de pianos, ya hacia finales del siglo XVIII. Mientras tanto, cruzando el Atlántico, se construía el primer piano americano, en la ciudad de Filadelfia.
Culminando el XVIII e iniciando el XIX se amplía enormemente la producción y aparecen numerosas modificaciones que se mantienen hasta nuestro días. En 1795, William Stodart construye en Londres el primer piano vertical. Durante las tres primeras décadas del XIX, Érard continúa su trabajo en Francia, donde patenta sus mecanismos de repetición simple, de pedales y de doble repetición.

Hacia 1830 se crean, una en Austria y otra en Estados Unidos, dos de las más grandes fábricas, que se encuentran actualmente entre las más reconocidas. Ignaz Bösendorfer funda su fábrica en el país europeo, mientras que el alemán Heinrich Steinweg da vida en Nueva York a Steinway and Sons. También destacan, en Alemania, las factorías de Carl Bechstein, asentada en Berlín, y la de Julius Blüthner, en Leipzig.

Steinway diseña y construye a mediados del siglo XIX el piano vertical moderno y años después perfecciona el pedal Sostenuto. Paralelamente, Blüthner patenta un sistema que incrementa la resonancia del instrumento sumando una cuarta cuerda a cada grupo de éstas.

Desde el Piano Forte de Cristofori hasta los pianos modernos se han ideado numerosas modificaciones y mejoras, sin embargo, siempre manteniéndose el principio del italiano, que permite producir sonidos de distinta intensidad, tanto suaves como fuertes.

La actividad artística
En 1732, tras poco años de aparecer el Piano Forte, se dan a conocer las 12 Sonatas de Giustini, las primeras composiciones específicas para el entonces novedoso instrumento.

En 1762, Henry Walsh ofrece en Dublin el primer concierto de piano que se conoce a lo largo de la historia.

Las capacidades expresivas del piano abren infinitas posibilidades y recursos a los creadores. Lo demuestran obras como las sonatas para piano Opus 2 de Muzio Clementi, presentadas en 1773.

Las grandes composiciones no tardan. Inevitablemente se asocia al instrumento a un necesario virtuosismo. Compositores crearon e interpretaron, deleitando durante el XVIII y XIX Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwing van Beethoven, Frédéric Chopin y Franz Liszt. Robert Schumann tenía en su esposa, la alemana Clara Schumann, a su mejor intérprete. El ruso Anton Grigórievich Rubinstein dominó y cerró la escena del XIX. El polaco Ignacy Jan Paderewski, los polaco-estadounidenses Josef Hofmann y Arthur Rubinstein y la venezolana María Teresa Carreño ofrecieron su talento a lo largo del mundo durante el inicio del siglo XX. Posteriormente ha sido un numeroso grupo de compositores e intérpretes, entre ellos el ruso Serguéi Rajmáninov, el austríaco Artur Schnabel, el alemán Walter Gieseking, el español Ricardo Viñes, la brasileña Guiomar Novaes, los soviéticos Emil Gilels y Sviatoslav Richter, el chileno Claudio Arrau, el checo Rudolf Serkin, el soviético Vladimir Horowitz, la española Alicia de Larrocha, el controversial anglo-austríaco Alfred Brendel, el canadiense Glenn Gould, los estadounidenses Van Cliburn y Murray Perahia y el soviético Vladimir Ashkenazy.
[ | ENLACES | ] Steinway & Sons
Bösendorfer Fotografías tomadas de:

http://www.baldwinpiano.com

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