Por Faustino Núñez
Información tomada de DeFlamenco:
https://www.deflamenco.com/tiendaflamenco/ver.jsp?cod=1293
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El pianista Juan Cortes publica su disco de debub JUREPÉN.
Alumno entre otros de Chano Domínguez, estrena este nuevo tabajo en el que enriquece el flamenco con el mejor piano de jazz y latinjazz. Posee uno de los toques más flamencos que podemos hoy reconocer en un piano.
Su piano dibuja una armonía con acordes más cercanos que nunca a la guitarra flamenca. Doce números con gran variedad de toques componen Jurepén cuya producción corre a cargo de Guillermo McGill, Juan Cortés y su hermano Salva Cortés. En el han colaborado, entre otrso Jorge Pardo, Montse Cortés y Bernardo Parrilla.
Destacamos, el primer single extraído de este trabajo y titulado Tangos del puchero. Encontramos además las bulerías Asako y Una luna en el agua. Poderosas rumbas que titula Que sí, está buena. En Chaneando (homenaje al pianista gaditano) encontramos el aire rítmico de un blues de dode tiempos, montado sobre la clave de soleá por bulerías. Temas espléndidos como Del Mar, Ojos negros, Jurepén, 100% Tomás, y esas Granaínas, acompañando el cante a su Abuelo Juan (grabado en casa hacia 1972), un feliz experimento de resultado delicioso.
1. Tangos del Puchero
2. Del Mar
3. Asako
4. La Rosa
5. Jurepén
6. Playa del Moro
7. Ojos negros
8. Chaneando
9. Abuelo Juan
10. Una luna en el agua
11. Que sí, está buena
12. 100% Tomás
Flamenco en un piano
Introducción de FAUSTINO NUÑEZ
Transportar la guitarra flamenca al piano, trasponer la armonía de la guitarra, con los seis tonos distribuidos de forma inconfundible, en el arpa de un piano, recrear en fin las seis voces de la reina del flamenco, la guitarra, sobre el teclado del instrumento rey, es una tarea difícil y arriesgada, y el ideal de un buen número de "pianistas flamencos" que han decidido adentrarse en las veredas de la música española y recorrer los caminos múltiples del flamenco. En el caso de JUAN CORTÉS, partiendo del flamenco, se enriquece pronto con el mejor piano de jazz y latinjazz, para regresar a lo jondo por derecho.
JUAN CORTÉS MARTÍ, de ascendencia valenciana, vino desde Tortosa a recalar en Barcelona y Madrid, juntándose con los mejores del género y, tras unos años regalándonos uno de los toques más flamencos que podemos hoy reconocer en un piano, graba por fin su primer disco, mostrando gran calidad como intérprete y diestro compositor. Alumno entre otros de Chano Domínguez, artífice principal del nuevo piano flamenco, Juan dibuja una armonía con acordes más cercanos a la guitarra flamenca, que aquella de talante más jazzero de su maestro, sintiéndose además arropado por la majestuosa figura de Paco de Lucía, y el estremecedor eco de Camarón.
El flamenco da con este disco un importante paso adelante, sino escuchen ustedes, por ejemplo… las bulerías Asako, toda una evidencia de dónde nos encontramos, un derroche de aromas al galope del aire buleaero, saltos de sabor que sorprenderán al buen escuchador.
El toque de Juan Cortés es el resultado de haberse tomado muy en serio el reto, con una rítmica flamenquísima, segura de por donde hay que caminar. Con esas escalas descendentes que retan a los picados más endiablados, usando los modos flamencos con soltura, sin cortapisas, sabiéndolos. Incluso en las Granaínas Abuelo Juan, acompañando el cante de su abuelo (¡ole la buena afinación!) grabado en casa hacia 1972, un experimento feliz de resultado delicioso.
En total doce números con gran variedad de toques, abren el disco los Tangos del puchero; por bulerías Asako y Una luna en el agua, toda la carne en el asador; el poliritmo del tanguillo bien exprimido en La Rosa; las alegrías Playa del Moro, en Alcocebre (Castellón) donde vive Juan, un toque actualísimo de piano por Cádiz; las poderosas rumbas que titula Que sí, está buena, servidas calientes y en su salsa, rozando en los montunos la densa atmósfera de la timba; y además tres números vaciados en ese gusto nuevo de la música flamenca cuyos principales ingredientes son el aire rítmico de un blues de doce tiempos, montado sobre la clave de soleá por bulerías. Hecho aquí de tres formas: en Chaneando, como homenaje al pianista gaditano, ambientado en los sonidos de la soleá-blues, en Del Mar, un seis por ocho de aroma moruno, y en Ojos negros, haciendo sitio a la improvisación más jazzera en formato de trío, muy flamenco; Por otra parte en Jurepén (sentimiento en caló) la melodía es llevada al trote sobre un ostinato de trémolos, en un estilo que cabalga con soltura por la música clásica española, y que escuchamos también en Del Mar. Como colofón, 100% Tomás, Tomasito acordándose de Lola Flores e inspirado en Diego Carrasco, deja una personal posdata al disco.
Con Juan, elegidos entre los mejores, su hermano Salva, fenómeno en el cajón y las palmas, Don Tomás Moreno Romero "Tomasito" poniendo calor al discurso, la batería de McGill, allí dónde está la mejor música, el bajo de Pablo Martín, aportando su toque certero, el violín de Bernardo Parrilla, único, el cante de Montse Cortés y El Ciervo, imprescindible aderezo del nuevo flamenco, la flauta y saxo de Jorge Pardo, el reconocido maestro poniendo su arte en el estreno discográfico de este joven músico mucho más que prometedor, la personalísima armónica de Antonio Serrano, el bajo eléctrico de Alain Pérez, tumbando sabroso los aires flamencos, como hace el Piraña en las tumbadoras y la darbuka, la cubanísima trompeta de Machado y el trombón de Carlos Martín, o los pies magníficos de José Maya y María del Mar Martínez, los coros de Samara y Araceli Losada y las palmas de Eduardo Cortés.
Aquí escuchamos música de la mejor, hecha en España, en ocho días y con el corazón, un soplo de ánimo para tiempos bélicos.
Su piano dibuja una armonía con acordes más cercanos que nunca a la guitarra flamenca. Doce números con gran variedad de toques componen Jurepén cuya producción corre a cargo de Guillermo McGill, Juan Cortés y su hermano Salva Cortés. En el han colaborado, entre otrso Jorge Pardo, Montse Cortés y Bernardo Parrilla.
Destacamos, el primer single extraído de este trabajo y titulado Tangos del puchero. Encontramos además las bulerías Asako y Una luna en el agua. Poderosas rumbas que titula Que sí, está buena. En Chaneando (homenaje al pianista gaditano) encontramos el aire rítmico de un blues de dode tiempos, montado sobre la clave de soleá por bulerías. Temas espléndidos como Del Mar, Ojos negros, Jurepén, 100% Tomás, y esas Granaínas, acompañando el cante a su Abuelo Juan (grabado en casa hacia 1972), un feliz experimento de resultado delicioso.
1. Tangos del Puchero
2. Del Mar
3. Asako
4. La Rosa
5. Jurepén
6. Playa del Moro
7. Ojos negros
8. Chaneando
9. Abuelo Juan
10. Una luna en el agua
11. Que sí, está buena
12. 100% Tomás
Flamenco en un piano
Introducción de FAUSTINO NUÑEZ
Transportar la guitarra flamenca al piano, trasponer la armonía de la guitarra, con los seis tonos distribuidos de forma inconfundible, en el arpa de un piano, recrear en fin las seis voces de la reina del flamenco, la guitarra, sobre el teclado del instrumento rey, es una tarea difícil y arriesgada, y el ideal de un buen número de "pianistas flamencos" que han decidido adentrarse en las veredas de la música española y recorrer los caminos múltiples del flamenco. En el caso de JUAN CORTÉS, partiendo del flamenco, se enriquece pronto con el mejor piano de jazz y latinjazz, para regresar a lo jondo por derecho.
JUAN CORTÉS MARTÍ, de ascendencia valenciana, vino desde Tortosa a recalar en Barcelona y Madrid, juntándose con los mejores del género y, tras unos años regalándonos uno de los toques más flamencos que podemos hoy reconocer en un piano, graba por fin su primer disco, mostrando gran calidad como intérprete y diestro compositor. Alumno entre otros de Chano Domínguez, artífice principal del nuevo piano flamenco, Juan dibuja una armonía con acordes más cercanos a la guitarra flamenca, que aquella de talante más jazzero de su maestro, sintiéndose además arropado por la majestuosa figura de Paco de Lucía, y el estremecedor eco de Camarón.
El flamenco da con este disco un importante paso adelante, sino escuchen ustedes, por ejemplo… las bulerías Asako, toda una evidencia de dónde nos encontramos, un derroche de aromas al galope del aire buleaero, saltos de sabor que sorprenderán al buen escuchador.
El toque de Juan Cortés es el resultado de haberse tomado muy en serio el reto, con una rítmica flamenquísima, segura de por donde hay que caminar. Con esas escalas descendentes que retan a los picados más endiablados, usando los modos flamencos con soltura, sin cortapisas, sabiéndolos. Incluso en las Granaínas Abuelo Juan, acompañando el cante de su abuelo (¡ole la buena afinación!) grabado en casa hacia 1972, un experimento feliz de resultado delicioso.
En total doce números con gran variedad de toques, abren el disco los Tangos del puchero; por bulerías Asako y Una luna en el agua, toda la carne en el asador; el poliritmo del tanguillo bien exprimido en La Rosa; las alegrías Playa del Moro, en Alcocebre (Castellón) donde vive Juan, un toque actualísimo de piano por Cádiz; las poderosas rumbas que titula Que sí, está buena, servidas calientes y en su salsa, rozando en los montunos la densa atmósfera de la timba; y además tres números vaciados en ese gusto nuevo de la música flamenca cuyos principales ingredientes son el aire rítmico de un blues de doce tiempos, montado sobre la clave de soleá por bulerías. Hecho aquí de tres formas: en Chaneando, como homenaje al pianista gaditano, ambientado en los sonidos de la soleá-blues, en Del Mar, un seis por ocho de aroma moruno, y en Ojos negros, haciendo sitio a la improvisación más jazzera en formato de trío, muy flamenco; Por otra parte en Jurepén (sentimiento en caló) la melodía es llevada al trote sobre un ostinato de trémolos, en un estilo que cabalga con soltura por la música clásica española, y que escuchamos también en Del Mar. Como colofón, 100% Tomás, Tomasito acordándose de Lola Flores e inspirado en Diego Carrasco, deja una personal posdata al disco.
Con Juan, elegidos entre los mejores, su hermano Salva, fenómeno en el cajón y las palmas, Don Tomás Moreno Romero "Tomasito" poniendo calor al discurso, la batería de McGill, allí dónde está la mejor música, el bajo de Pablo Martín, aportando su toque certero, el violín de Bernardo Parrilla, único, el cante de Montse Cortés y El Ciervo, imprescindible aderezo del nuevo flamenco, la flauta y saxo de Jorge Pardo, el reconocido maestro poniendo su arte en el estreno discográfico de este joven músico mucho más que prometedor, la personalísima armónica de Antonio Serrano, el bajo eléctrico de Alain Pérez, tumbando sabroso los aires flamencos, como hace el Piraña en las tumbadoras y la darbuka, la cubanísima trompeta de Machado y el trombón de Carlos Martín, o los pies magníficos de José Maya y María del Mar Martínez, los coros de Samara y Araceli Losada y las palmas de Eduardo Cortés.
Aquí escuchamos música de la mejor, hecha en España, en ocho días y con el corazón, un soplo de ánimo para tiempos bélicos.
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