Información tomada de AndalucíaJazz:
http://www.andaluciajazz.com/entrevistas/entrevistas-chano.htm
El pianista Chano Domínguez no es de quienes se quedan parados. Si en cada una de sus entregas ofrece algo diferente, su último “Oye cómo viene” sigue sin decepcionar. El gaditano se presenta con septeto y con nuevas sonoridades. Cuando en 1993 apareció el primer disco en solitario de Chano Domínguez quedaba claro para quienes lo escuchaban que estábamos ante un creador nato. En aquel álbum había un nuevo concepto musical, una fusión tan real como natural entre el flamenco y el jazz que superaba todo lo hecho hasta el momento. Era un flamenco con swing en el que no aparecían guitarras, en el que el piano lo inundaba todo partiendo siempre de música tradicional y en el que una técnica jazzística imperaba con voz de mando. “Hecho a mano”, tres años después, solventó las dudas: aquel proyecto no era flor de un día, sino que mejoraba y crecía. Después de que Chano se atreviera a grabar en piano solo y en concierto (“En directo” 97) llegaría “Imán” (00), un disco más íntimo que no se conformaba con lo conseguido. A esas alturas, el calibre del pianista había sido solicitado por Martirio (“Coplas de madrugá” en el 95), Markus Stockhausen (“Sol mestizo” en ese mismo año) o Ana Belén (“Lorquiana” en el 98) y había llegado a territorios más ambiciosos con la banda sonora de “Siempre hay un camino a la derecha” (97) o con una colaboración espectacular junto a Paxariño y Hozan Yamamoto en “Otoño” (99). El nuevo siglo trajo para Chano dos desafíos de entidad. El primero, asumido por él mismo, el de grabar junto a Marta Valdés un álbum en el que el diálogo musical fuera solamente entre el piano y la voz (“Tú no sospechas” en el 2001). El segundo, el medirse de tú a tú con los mejores del jazz latino en la película de Fernando Trueba “Calle 54”. Este último hecho se ha mostrado como fundamental para entender las últimas actuaciones del pianista dado que, a partir de ahí, se puso en marcha el septeto que daría a luz “Oye cómo viene” y comenzaría una gira internacional que no tiene visos de acabar nunca. “Oye cómo viene” es el último trabajo de Chano y se ofrece, además, en dos versiones diferentes. Una, la tradicional. Otra (“Mira cómo viene”), en un DVD que, además de las canciones que completan el álbum, ofrece la imagen de su grabación, prácticamente en vivo. El nuevo soporte también permite incluir amplios comentarios que explican al espectador (y oyente) características internas del grupo, su funcionamiento, sus comentarios al trabajar… -- ¿Cómo te planteaste “Oye cómo viene”? En algunos casos da la impresión de ser una puesta al día de tu música utilizando la formación del septeto… -- “Es un poco de todo. Se ha grabado y filmado como si fuera un concierto en directo, con un sentido muy vivo de todo. Se trataba de mostrar lo que hacemos juntos, pero en absoluto es una revisión. Hay algún tema que ya estaba en otros discos míos pero que, con esta adaptación, tienen otro planteamiento. También hay material nuevo”. -- Tú siempre decías que tu formación preferida era la de trío. ¿Cómo ha sido eso de pasarse a un septeto? -- “Desde que grabamos ‘Calle 54’ con esta formación he querido mantenerla porque la interacción del septeto es total. Antes, en mis discos primaba el trío con colaboraciones ocasionales, como las de un guitarrista o una voz, pero esto me parece más jugoso, tanto para crear como para disfrutar mostrándolo. Hay cante y baile sin dejar de ser un grupo de jazz”. -- En el disco se nota también un cierto ramalazo latino. ¿También es culpa de “Calle 54”? -- “La película tiene la culpa de que ahora me plantee escribir para esta formación. En el disco hay un par de temas que son para un formato más pequeño, pero el resto está hecho pensando siempre en el septeto. El ramalazo latino al que te refieres puede notarse más en la rumba que escribo para Jerry González. Es un homenaje al que yo considero el músico más grande del latin jazz y ha sido un lujo que aceptara grabar en el álbum”. -- De todas formas, teniendo en cuenta la cantidad de conciertos que habéis hecho últimamente con figuras del jazz latino, algo se pegará, supongo… -- “Claro. Eso es evidente, pero nos pasa tanto a nosotros como a ellos. Hemos hecho muchos conciertos con Paquito D’Rivera, con Jerry y con Giovanni Hidalgo y hemos compartido autobuses, hoteles y escenarios. Ellos querían conocer nuestros ritmos, nuestros palos, entendernos. Todos hemos aprendido de todos y todo salía natural, sin tener que forzar absolutamente nada”. -- En este álbum se te nota mucho más libre y desahogado de lo que aparecías en “Imán”… -- “He cambiado mucho desde entonces. ‘Imán’ era un disco intimista, más de dentro, el más oscuro de los que he hecho. Este resulta más fresco, con más luz. El septeto da mucho color a todo”. -- Hay ocasiones en las que parece que montáis una juerga jazzieflamenca… -- “Uno de los temas, ‘Vámonos pa ’Cai’, es prácticamente eso, una descarga flamenca. Es muy bonito de ver en el DVD cómo se anima todo y cómo los bailaores se enfrentan por bulerías”. -- ¿Afecta a la música que haces el hecho de vivir en Barcelona? Nuevas compañías, nuevos lugares, nuevos amigos… -- “Todo afecta. Si trabajas, como es mi caso, con las sensaciones diarias te tiene que afectar. Todo este álbum está escrito en Cataluña, pero eso no significa que se me note tanto como persona. Aunque viva aquí sigo siendo el mismo: no voy a perder el acento por ello”. -- Otra de las cosas nuevas que trae el álbum es… la compañía discográfica. Todo lo tuyo había salido con Nuba y ahora te has pasado a Lola… -- “Sí. Es otra de las cosas que también llegó a raíz de aparecer en ‘Calle 54’. Me hicieron una oferta en la que contemplaban el DVD y me pareció interesante. De todos modos, mis acuerdos con las compañías son siempre momentáneos. No me gusta hipotecarme con una compañía durante cinco años porque me resulta una situación irreal”. Ecos de Cádiz, sensaciones flamencas, piano de jazz y un cajón mandando su ritmo. Once temas en una hora que dan cancha a Pablo Martín (contrabajo) Guillermo McGill (batería), Israel Suárez (percusión), Blas Córdoba (cante), Tomasito y Joaquín Grilo (palmas y baile), los integrantes, junto a Chano, de este nuevo proyecto que recoge como invitado de excepción a Jerry González en el tema que se le tributa. Un paso más en un camino personalísimo que hereda pero no mama. Tanto el sonido andaluz como el estigma del jazz están presentes en la música de Chano, pero ni lo uno ni lo otro es lo mismo después de pasar por sus tintes. Música propia, de raíz y de respiración profunda, arreglos de jolgorio y swing, todo en uno. -- Dentro de nada hará diez años que publicaste tu primer álbum en solitario. ¿Qué ves cuando echas la vista atrás? -- “No me acuerdo muy bien de lo que pensaba que iba a lograr. Estoy a gusto con mi trabajo y satisfecho de vivir de la música que quiero hacer. Hoy en día, eso es un privilegio porque, de la música, viven más los adláteres de los músicos que los músicos mismos. Creo que he sentado unas bases sobre las que trabajar con satisfacción”. -- En tu caso, además, se da la circunstancia de que raramente te repites… -- “Yo soy lo que llamo un ‘músico minero’. Escarbo en el piano todos los días y alguna vez encuentro una piedra preciosa. Soy buscador y no tengo ninguna gana de convertirme un día en una caricatura de mí mismo haciendo siempre lo mismo”. -- La última vez que hablamos me comentabas que, aunque eras un músico reconocido, todavía echabas en falta “otras cositas” que completaran el hecho… -- “Creo que se me reconoce dignamente desde hace mucho tiempo. Desde que grabamos con Cai (78-81). En esa época vendíamos muchos discos y hacíamos giras que ya las quisiera poder hacer ahora. La cuestión es que la economía del músico sale del directo y ahí el reconocimiento no vale de mucho. Haciendo esta música, si no es poniéndote delante del público, no lo tienes fácil para vivir. Ya te digo que en esto de la música quienes se llevan más dinero son los managers, las productoras… todo lo que está alrededor del músico”. -- Tu carrera internacional ha crecido. Y considerablemente… -- “Este año hemos trabajado mucho en Europa y en Estados Unidos. Ahora acabamos de venir de una gira de once conciertos allí y ha resultado muy positiva porque nos ha generado otra para el año que viene. Este año también hemos tocado en Uruguay, Panamá, la República Dominicana… Estoy muy contento de que mi música suene en estos lugares. Asumo que no es una música de mayorías, por lo que… habrá que llegar a la mayor cantidad de minorías posibles”. -- Creo que, además, vuelves a Estados Unidos en breve… -- “Sí. Es para un par de conciertos que ofreceremos en el Lincoln Center junto a Wynton Marsalis y la orquesta del centro. Cada uno de nosotros estrenará un número en estos conciertos, por lo que ahora estoy trabajando en ello”. -- ¿Y volver a España? ¿Para cuándo? -- “Tenemos pensado presentar el disco a partir de febrero. Nos gustaría hacerlo en teatros para poder lucir todo el espectáculo del septeto”. -- Antes de dar por cerrado esto me gustaría preguntarte por el disco que hiciste con Marta Valdés. Es, probablemente, el que más se ha separado de tu trayectoria… -- “Para mí es la producción de mi vida. Ahí fui yo el productor artístico y el ejecutivo. Creo tanto en la música de esta mujer que puse todo lo que tenía en ese álbum. Fue muy importante para mí y me permitió aprender mucho, muchísimo: sobre la canción, sobre las personas, sobre la vida… Lo hicimos en directo, como me gusta hacer las cosas. Abogo por la autenticidad en cualquier tipo de relación y también en la que une al músico con otro músico o con el oyente”. |
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