"El piano flamenco no existe"
Silvia Calado Olivo. Madrid, julio de 2003
Fotos: Daniel Muñoz
Diego Amador | |
¿Cómo surgió la idea de hacer 'Piano jondo'?
La idea fue de Mario Pacheco, director de Nuevos Medios. Y yo llevaba tiempo con ganas de grabar un disco de piano solo porque tenía la espina del primero. Ya entonces quise hacer un disco de piano, no quería ni cantar ni nada, pero Ricardo Pachón, el productor, insistió. Y terminé cantando... pero tampoco lo que quería. Canté canciones y todo el rollo ese. Y no quedé contento porque ni grabé los temas cantados que hubiera querido, pues si hago algo cantado quiero que sea lo que hago ahora, flamenco; y los temas de piano los tuve que grabar con teclado y se quedaron más bien en la referencia. Me quedé con una espina muy grande.
Después grabé 'El aire de lo puro' y fue cuando Mario me dijo que debería grabar un disco de piano solo. Me habló de los productores de Bill Evans y dije que si les gustaba, pues encantado. Di un concierto en la sala Jamboree en Barcelona para la gente de la discográfica Fantasy Records, toqué como para diez personas con mi sobrino al cajón. Quedaron tan satisfechos que propusieron a Mario grabar lo antes posible lo que habían escuchado. Yo, encantado. Era la mía. Al fin he grabado el disco de piano que quería. Básicamente, contiene los temas del disco primero con arreglos nuevos. El repertorio está más hecho porque, quieras que no, ha pasado más tiempo y, poco a poco, aprende uno más, se abre uno a muchas más cosas.
¿El piano es el instrumento con el que te sientes más cómodo, a pesar de que tocas muchos más?
Si yo no... El instrumento que más me gusta es la guitarra. De cabeza, soy guitarrista. Lo primero que he escuchado en mi casa ha sido la guitarra y el cante. Y es lo que más me gusta. El piano lo fui conociendo también desde pequeño, cuando escuchaba los discos que me ponían mis hermanos de Chick Corea, de Herbie Hancock... Y ahí me dio el rollo de tocar el piano, pero no de tocar el piano flamenco, nunca me lo planteé. Yo quería tocar jazz. Entonces tanteaba todo lo que escuchaba, hasta rumba, lo que podía, lo que sonaba.
Pero al final condujiste el instrumento hacia el flamenco...
Empezar con el jazz era muy difícil, de momento. Uno tenía que hacer lo más simple y lo que tenía más escuchado. Hubo un tiempo en el que me metí mucho en el jazz, estuve escuchando bastante jazz, sin salirme del flamenco, pero incluso con más énfasis. Ahora ya he vuelto otra vez al flamenco, con más sabiduría y mejor oído para escuchar lo que no pude escuchar cuando era más pequeño. Pero estoy más liado con el cante. El próximo disco va a ser cantado. Como ya me he quitado la espina del piano. Aunque lo mismo otro día grabo uno de bajo (jeje), otro de mandolina...
¿Cómo entiendes el piano cuando lo aplicas al flamenco?
Yo entiendo el piano como la guitarra, pero como la guitarra flamenca moderna, la de Paco de Lucía o de Tomate, por ejemplo. Por eso es tan difícil el piano. A veces veo a gente que toca muy bien, pero a la hora de hacer flamenco lo escucho como queriendo imitar a la guitarra antigua y no es esa la idea para que suene el piano flamenco... Para empezar, hay que tocar la guitarra flamenca, tener en el oído la guitarra y conocer la guitarra y después pues... son muchas otras cosas.
O sea, que nada de imitar las melodías del cante...
Si imitas el cante con el piano suena amanerado. Me gusta que el piano suene machote, el ritmo por delante marcando, los cierres como los de la guitarra. Como soy guitarrista de cabeza... En el estudio me grabo las guitarras y a veces suenan bien. El piano, flamencamente, lo entiendo como la guitarra. Jazzísticamente, lo entiendo como los jazzistas clásicos: Bill Evans, Monk, Hancock, ese ritmo, ese rollo. A cada cosa hay que darle su sitio y ya está. Eso del piano es una pelea que tengo siempre, no me gusta decirlo, pero es que hay cosas con las que no puedo. No tienen derecho a decir que ciertas cosas son flamencas. Es como con los llamados flamenquitos, que hacen una rumba con quejío flamenco y ya dicen que es flamenco.
Si no respetamos la tradición, ¿dónde vamos a llegar? Yo entiendo el flamenco como algo religioso. Aquí cogen una tabla hindú y se ponen a tocarla como sea, mientras que en la India rezan antes de tocar. Yo la uso, pero como sonido ambiente. En general, no hay que tocar tanto, hay que tocar menos y con más sentido. Con el grupo de Tomate nunca ensayamos. Llama para tocar un día, nos vamos a la prueba de sonido, miramos cosas y después sale todo. A veces nos equivocamos, pero sale algún pellizco. Aún así, soy partidario de ensayar.
Diego Amador | |
Las influencias son muchas, ¿no? Asoma por ahí el 'Caravan' de Juan Tizol...
Quieras que no, aunque sea haciendo una frase flamenca, si sabes los caminos del jazz, son inevitables. No es que mezcle el jazz con el flamenco, meto el jazz en el sitio en el que cabe jazz. El flamenco siempre es flamenco. No estoy muy de acuerdo con el rollo de las fusiones aunque lo he hecho. Todos lo hemos hecho y mis hermanos (Rafael y Raimundo Amador, Pata Negra), diría que de los primeros. Por ahí empecé a hacer la fusión, pero si te fijas bien, si escuchas una falseta flamenca o algo de cante, en mi música siempre será flamenco. Si escuchas una frase de jazz, pues será jazz. En la misma frase no hay flamenco y jazz, pueden asomar, pero sin molestarse. Además, el piano es menos entendido que la guitarra y a los flamencos les cuesta entender la diferencia entre el flamenco y el jazz.
¿Y qué te hizo emprender ese viaje de vuelta desde la fusión?
En el jazz hay monstruos muy grandes y para eso están ellos. Me quedo con lo que yo conozco más, que es el flamenco, que es lo que tengo más cercano. Y es donde uno puede aprender más. Me siento bastante aficionado a todo, pero el flamenco es una cosa más allegada a mí, que puedo entender más y puede hacerme expresar más.
Como aficionado, ¿qué escuchas?
De flamenco, ahora escucho más lo antiguo, a Juan Talega, a Mojama, a La Niña de los Peines, a Antonio Chacón... todo lo antiguo, de donde se puede coger de cada palo y de cada uno de ellos lo mejor. Y después siempre me purifico con el colador, como digo yo, para la afinación, para el ritmo... con Camarón, Paco (de Lucía), Tomate... los de ahora. Y, después, del jazz sigo escuchando lo anterior, los discos de Weather Report, de Jaco Pastorius, de Miles Davis, de Charlie Parker. Y a veces me pongo los discos de Carles Benavent, de Jorge Pardo...
O sea, que no hay que irse muy lejos para encontrar ideas, inspiración, conocimiento.
Yo creo que ya está todo hecho, no hay nada que inventar. Creo que hay que hacer lo mejor que se pueda lo que existe, pero con el rollo de cada uno, con el estilo que tiene cada uno.
¿Crees que se está viviendo un auge del piano flamenco? ¿Hacia dónde crees que van los tiros?
Te digo mi opinión. Yo el piano no lo veo flamenco, fíjate el rollo. Yo veo flamenco al que lo toca... ya puede tocar piano, una lata o lo que sea que, si es flamenco, va a sonar a flamenco. Por muchos acordes o muchas escalas que te aprendas no va a sonar nunca a flamenco si no eres flamenco... y si no conoces la guitarra. El piano flamenco no existe, existe el que lo toque flamenco y, para ello, hay que conocer la guitarra flamenca. Soy claro, mi opinión podrá molestar a la gente, pero es que el piano que decían que era flamenco es algo que nunca me llamó la atención, lo veía como andaluz, como copla. Esos muchachos jóvenes que hay ahora... es andaluz, no se le puede llamar flamenco. Y más si se toca el piano como la guitarra antigua. Había gente que la tocaba bonita como Sabicas, pero la guitarra ha avanzado. Tocar el piano como Paco de Lucía toca la guitarra se me ocurrió a mí, me salió a mí, nunca nadie había rasgueado. Me molesta que se hable de pianista flamenco porque aprenda un acorde o una escala flamenca. Eso no es flamenco. Hay gente que no sabe que estoy yo y he sido el primero que ha rasgueado en el piano, nadie había hecho una falseta por derecho por bulerías. Está feo que lo diga yo, pero es así. Es como la guitarra y tiene que salir natural.
Hay cosas que se pueden aprender, pero ahí está el cante, que es donde más se ve el plumero. Los japoneses pueden tocar, pueden bailar, pero el cante es una cosa que nunca se va a poder exportar... es una cosa muy de los gitanos. Y no es que sea racista. Tienes que sentir el rollo. El flamenco hay que vivirlo. Hay que ser las dos cosas: flamenco para estudiarlo y para vivirlo; y gitano para las vivencias, para el modo de sentir el flamenco. Los payos lo hacen bien, lo que pasa es que a lo que vamos, el cante ya es difícil que lo cojan, que esté bien.
¿Y si Paco de Lucía hubiera sido cantaor?
A lo mejor no hubiera sido un genio.
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